sábado, 23 de mayo de 2009

1 comentario:

Anónimo dijo...

Oh, ¡¡¡qué lindura!!!
Me encantan las paredes de los edificios que tienen las huellas descascaradas de un edificio hermano siamés, amputado y cuyas huellas de baldosines o de un lavamanos arrancado...
Me encantan los momentos atrapados; las ventanas al infinito en las viejas lavadoras; los gatos en lugares inalcanzables; los niños que juegan o que hablan aprendiendo a ser grandes; las pepitas en el suelo y as estructuras con gente haciendo malabares en ellas; los parqueaderos y construcciones con pedacitos de gente asomándose; gatos mirando desde algún rincón, niñas vestidas de azul; zapatos y carteras amarillas; enredaderas muertas; puertas al vacío canceladas; destrucciones; felipes y sobrinas; gatos por montones; ahorros atrapados; piedras anudadas; letreros desconcertantes; secuencias de trabajadores y perros dormilones; zapatos olvidados; sillas amontonadas; días brumosos; puertas azules, paredes amarillas; ventanas abiertas, zancudos muertos... hasta pelícanos y piernas hay por ahí; incluso bufandas huérfanas frente a los trabajos de los alumnos de enrique y hasta charcos de aguadas de clase...
Es tan variado el panorama, que hasta encuentra uno a los strippers de Beijin
Muy bella visita; gracias Angélica.